viernes, 7 de mayo de 2010

Conversación con Ernesto Sábato


"Mi generación es disímil -continúa el novelista- pero nos caracterizamos de alguna forma por haber otorgado al género novelístico un nivel de calidad, tanto en lo temático como en lo técnico. Pusimos fin al pintoresquismo y a la copia de modelos extranjeros que caracterizó a las anteriores generaciones.
-Milité en organizaciones estudiantiles de orientación anarquista.
-En París, durante el día trabajaba midiendo las radiaciones de actinio y de noche me encontraba con mis amigos surrealistas.
-Me fui con mi mujer y mi hijo a las montañas de Córdoba a terminar de escribir “Uno y el universo".
-He sufrido amenazas, me colocaron una bomba, y en 1987 mi hijo que era ministro de educación nos dijo por teléfono que tomáramos nuestros pasaportes y saliéramos de casa. Fue para la rebelión de Aldo Rico, un teniente coronel que se amotinó ese año.


-No pude ir a "Chile Crea" en 1988, pero solidaricé con el esfuerzo de los chilenos por testimoniar una época difícil: la de Pinochet.
-Adherí a una declaración donde hacemos un llamado a Fidel Castro para que realice elecciones libres en Cuba.
Ernesto Sábato es, sin duda, uno de los grandes de la literatura latinoamericana. El autor de El Túnel, Uno y el Universo, Sobre héroes y tumbas, entre otros títulos, vive en las afueras de Buenos Aires, en un pueblito que se llama Santos Lugares, y al cual se llega en tren desde la Estación Retiro de la capital argentina. La periodista Nora Franco, corresponsal de Radio Sandino de Nicaragua en este país nos había hecho los contactos previos y partimos un poco antes de la hora señalada a la Estación, previo paso por una librería céntrica a comprar El Túnel para la correspondiente dedicatoria y ejemplares de nuestros libros como regalo y presentación.
Steven White, profesor de literatura latinoamericana, comentaba los recientes homenajes a Sábato en distintas universidades norteamericanas y la cada día mayor influencia de su obra en los escritores de habla española.
También es conocida en el exterior su preocupación por los derechos humanos y la responsabilidad que tuvo a través de la CONADEP (Comisión Nacional Sobre la Desaparición de Personas, creada por el gobierno de Raúl Alfonsín en septiembre de 1983) en investigar los crímenes del gobierno militar argentino, a petición expresa de su amigo el Presidente de esa época, el Dr. Raúl Alfonsín. Después de cuarenta y cinco minutos de viaje llegamos a la Estación de Santos Lugares. Preguntamos en un bar, luego a una muchacha y todos nos indicaban con el dedo la dirección que debíamos seguir.
Evidentemente, todo el mundo conoce a su famoso vecino y no es difícil llegar hasta su hogar. Sábato nos estaba esperando y empezó a hacer recuerdos de sus viajes a Chile. "Gonzalo Rojas nos invitó a la Universidad de Concepción en la década de los sesenta, fue una experiencia extraordinaria, el contacto con los estudiantes, con el pueblo en general nos ayudó a conocer Chile desde una perspectiva distinta" -dice- mientras aparece su esposa Matilde a saludar a "estas visitas extranjeras que siempre levantan el ánimo". Ella recuerda a Chile por la calidad humana de su gente, y también "porque sufrí mucho con el terremoto de Valdivia en los sesenta, porque me tocó ayudar a muchas personas", recuerda y solloza por unos momentos, situación que a Sábato parece incomodarle. Hablamos de sus comienzos como estudiante en el Colegio Nacional de La Plata: "El año 1928 egresó como bachiller y al año siguiente ingresó a la facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la Universidad de La Plata". Por esos años comienza su actividad política (1930) militando en organizaciones estudiantiles de orientación anarquista y al año siguiente ingresa al partido Comunista. Sábato llega a ser dirigente de la Federación Juvenil Comunista Argentina y debe vivir por un tiempo en la clandestinidad perseguido por sus ideas políticas. "Por ese entonces, mi salud se resquebrajó y sufrí una úlcera.
Por el año1937 y después de abandonar la militancia partidaria sufro una crisis temporal que me llevó a París. Al poco tiempo después regreso a la Argentina, doctorándome en física en La Plata. El sabio Bernardo Hossay me consigue una beca para investigar sobre radiaciones atómicas en el Laboratorio Curie de París -continúa Sábato- y vuelvo a Francia. En el mismo momento en que las ciencias físico-matemáticas me acababan de salvar comprendí que no me servían: eran un refugio en medio de la tormenta. Todos pensaban que el laboratorio me absorbería y en el instante en que empezaba a moverme en París con electrómetros y radiaciones gamma, iniciaba la crisis de retorno, me reunía con los surrealistas y empecé a escribir una novela: La Fuente Muda. Nunca la publiqué. Ese otoño que precedió a la guerra comprendí que mi vocación era la literatura.
Durante el día trabajaba midiendo las radiaciones de actinio y de noche me encontraba con mis amigos surrealistas. Pero es en 1943 cuando abandono definitivamente mi profesión como científico y mi trabajo de profesor en el Instituto de Física en La Plata. Me voy con mi mujer y mi hijo a Córdoba, a las montañas, y termino de escribir Uno y el Universo que obtiene en 1945 el Premio Municipal de la ciudad de Buenos Aires". Sábato pertenece a la Generación del 40 o Generación Intermedia junto a Adolfo Bioy Casares (La invención de Morel), José Bianco (Las Ratas), Alfredo Varela (El río oscuro), Antonio Di Benedetto (Zama), Leopolo Marechal (Adán Buenosayres), Manuel Mujica Laínez (La casa) y Julio Cortázar (Los premios), entre otros narradores importantes de la Argentina.
"Mi generación es disímil -continúa el novelista- pero nos caracterizamos de alguna forma por haber otorgado al género novelístico un nivel de calidad, tanto en lo temático como en lo técnico. Pusimos fin al pintoresquismo y a la copia de modelos extranjeros que caracterizó a las anteriores generaciones. Nuestra cercanía como generación radica en que somos escritores posteriores a los movimientos surgidos en torno a la revista "Martín Fierro", dirigida por Evar Méndez, con la colaboración de Oliverio Girondo y Conrado Nalé Oxlo, entre otros. Es decir, los continuadores de la línea de Boedo, por un lado, y de la de Florida, por el otro.
Florida, con preocupaciones por lo formal con influencia de ingleses y franceses (Flaubert, Proust, H. James, V. Woolf, A. Huxley); y Boedo inclinado a la narrativa social, con influencia de los rusos y de Zola y el naturalismo". Cuando apareció El Túnel (1948) su vida cambió completamente. Los más importantes críticos y escritores del mundo la elogiaron, Graham Greene dijo: "Tengo gran admiración por El Túnel, por su magnífico análisis psicológico. No puedo decir que lo haya leído con placer, pero sí con absorción". Y Albert Camus: "Admiré su sequedad, su intensidad y aconsejé a Gallimard su traducción al francés. Espero que encuentre en Francia el éxito que merece".
Dice Ernesto Sábato: "Cuando empecé a escribir El Túnel pensé primero en contar como un pintor se enloqueció debido a la total imposibilidad de comunicarme con el mundo, incluso con la mujer que había llegado a entenderlo a través de su pintura. Pero después la novela tomó otro camino: el tema de los celos a nivel físico y psíquico. La verdad es que nunca estoy muy consciente de lo que escribo. Los personajes, el mundo de la ficción recorren espacios y allí entran fuerzas a operar que no son manejables por el novelista. Responden a la estructura del mundo ha creado o a la personalidad de los mismos personajes".
Le preguntamos por su infancia en la ciudad de Rojas y nos responde que su madre era una mujer callada y muy tranquila. "En cambio, mi padre era muy estricto y yo a veces le tenía un poco de miedo. En mi casa había mucha heterogeneidad en cuanto a ideas. Mi hermano Pepe, era del partido conservador; Pancho, socialista; Lorenzo, radical. Fuimos once hermanos hombres. Yo compartía mi habitación con Arturo, el menor, que llegó a ser presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) en el gobierno de Arturo Frondizi".
Matilde de Sábato ha ordenado que nos sirvan la merienda ("la once") y nos traen la típicas (y ricas) masitas argentinas y humeante café. Ella se encuentra delicada de salud y apenas puede caminar. Nos habla de su vida con el escritor y de cómo han compartido cincuenta años juntos. "Hemos pasado momentos duros," -dice ella- "fuimos muy pobres porque nunca quisimos ceder en nuestras convicciones.
Y hemos vivido también grandes momentos como la entrega a Ernesto del Premio Cervantes de Literatura (el Nóbel en lengua española) de manos del Rey Juan Carlos en Madrid. Además, él siempre ha estado preocupado de los jóvenes y le molesta la injusticia. Tiene un carácter y un temperamento un poco exaltado, y puede pasar en minutos de la amabilidad a la dureza".
Steven White pregunta a Sábato por la situación argentina y éste se limita a responder que el tema de los derechos humanos es una herida que aún no cicatriza del todo en la sociedad. "Durante los acontecimientos de Semana Santa de 1987 -dice- cuando fue la rebelión militar del teniente coronel Aldo Rico, mi hijo que era por entonces Ministro de Educación del Dr. Raúl Alfonsín nos dijo por teléfono en forma urgente que tomáramos nuestros pasaportes y saliéramos de la casa. Fueron momentos duros. Varios meses vivimos en permanente tensión, recibíamos amenazas y hasta nos colocaron una bomba aquí en nuestra casa de Santos Lugares.
Tuvimos que levantar una reja de fierro que rodea todo el sector de nuestro hogar. Lo importante es que la democracia se consolida y podemos vivir con tranquilidad". Habla de la libertad, de lo importante de vivir en un sistema democrático, de alternancia en el poder, así lo ha venido señalando en numerosas entrevistas y artículos en los últimos años. Su más reciente llamado fue adherir a una declaración para solicitar a Fidel Castro que realice lecciones libres en Cuba.
Pregunta a White sobre el nivel actual de las universidades norteamericanas y demuestra vivo interés cuando éste explica a grosso modo los cambios experimentados los últimos años y los avances en materias de investigación.
"En mi país -dice Withe- existe interés en la producción latinoamericana pero no a nivel universitario. Hay buenos traductores y se estudia y conoce a Neruda, García Márquez, Borges, Sábato, también algunos españoles como García Lorca que acaba de ser editado en Nueva York, en una traducción mía".
Cambiamos de tema: ahora hablamos de Santos Lugares, un tranquilo lugar para descansar, nos dice; ya estamos acostumbrados a vivir aquí y la gente nos conoce y quiere. Nos pregunta por la educación y la cultura en Chile. Tiene claro el nivel que tuvo nuestro país en décadas pasadas y recuerda a Ricardo Latcham, uno de los grandes críticos, y a Alone.
José Donoso en su Historia Personal del Boom (Ed. Sudamericana Planeta, Buenos Aires, 1983, página 67) recuerda que vio a Sábato por primera vez en una tertulia literaria en casa de Lolita Echeverría, junto al mismo Alone, conversando (y discutiendo) de literatura. En Chile, uno de sus mayores difusores fue el escritor y crítico Edmundo Concha. Seguimos conversando. Nos dimos cuenta que ahora pinta con más dedicación.
"Volví a la más vieja de mis pasiones y porque el arte para mí es la vida. Sin el arte no podría vivir, estoy seguro". También porque tengo una enfermedad a la vista. Y es irreversible".
Nos pregunta por nuestros libros. White acaba de publicar un ensayo sobre "Política y Cultura en Nicaragua" y la traducción de "Poeta en Nueva York" de García Lorca (Unicorn press, Greensboro, NC, USA, 1989). Por nuestra parte, le entregamos Dawson" (España, Aristóteles, "Dawson", Ed. Bruguera, Santiago, 1985).
Comentamos el interés que su obra provocó en nuestra generación, durante la dictadura. En como Juan Pablo Castel es un personaje ya incorporado a nuestra mitología. "Yo me parezco mucho a mis personajes -sonríe- Todo autor deposita algo de sí mismo en sus creaciones". Le preguntamos que hay de cierto de que estuvo a punto de destruir los originales de "Sobre Héroes y Tumbas". Nos dice que es verdad "pero Matilde no pudo soportarlo y se enfermó por mi decisión. Recapacité y decidí publicarlo por amor a ella".
Sábato se pone de pie y camina hacia un estante lleno de libros antiguos. Ediciones de Víctor Hugo, Rimbaud, Neruda, Apollinaire, Gogol, Flaubert, Huidobro, Proust.
Más abajo, su privadísima colección de traducciones de su propia obras a distintos idiomas: japonés, italiano, griego, checo, sueco, ruso, francés, entre otras lenguas, y de estudios sobre su creación también en diferentes idiomas.
Miramos algunas revistas, entre ellas "Sur", que dirigió en su época Victoria Ocampo y la mítica "Martín Fierro". Pregunta por Chile: "Hace tiempo me invitaron a un encuentro llamado "Chile Crea", pero mi salud me impidió ir. Solidaricé con el esfuerzo de los chilenos por testimoniar una época difícil: la de Pinochet; y supe también que llegaron personalidades de todo el mundo, entre ellos, Arthur Miller. Ojalá este período de transición a la democracia sea fructífero". Nos muestra una gran cantidad de libros recibidos de distintos lugares del planeta, "pero leo muy poco ahora, como les dije, tengo mala la vista y debo hacer grandes esfuerzos. Prefiero no leer, aunque a veces me gustaría saber qué se está escribiendo en otros lugares. También escribo muy poco". Sábato nos dedica El Túnel y doña Matilde dice "estoy muy contenta de conocer escritores jóvenes de otros países". Enterado de que estamos trabajando en una Antología de la Nueva Poesía Argentina nos da algunos nombres de jóvenes poetas y de un par de revistas de la Capital. No pierdo el contacto con las nuevas generaciones. Al contrario, esta casa siempre ha estado abierta a las inquietud de los nuevos - señala- siempre recibo llamadas de grupos y me envían sus revistas. Trato siempre de entregarles una palabra de estímulo". Nos despedimos del matrimonio y Sábato nos acompaña a la puerta del antejardín. "Han sido ustedes muy amables -dice- y nos desea suerte. Nosotros marchamos con nuestros libros bajo el brazo rumbo a la estación. Ya es tarde y estamos invitados al Centro Cultural General San Martín de Capital Federal a exponer en un simposio sobre poesía latinoamericana. Los miramos desde lejos y la pareja nos levanta la mano en señal de despedida.
Pensamos con Syria Polettty, escritora argentina, amiga de Sábato que "al autor de El Túnel, la sociedad de su país no le perdona nada; que piense, que opine, que se embandere, y finalmente, cuando asume actitudes, se lo critica llegándose hasta a negarle valores literarios. Y esa culpa tiene origen no sólo en la lucidez y en el coraje sino en la índole conmovedora de una obra que determinó que se convirtiera en adalid del hombre argentino contemporáneo".

Ernesto Sábato nace el 24 de junio de 1911 en la ciudad de Rojas, provincia de Buenos Aires. Hijo de inmigrantes italianos. Doctorado en Física en la Universidad de la Plata en 1937.
Obras:
Novelas: El Túnel, Editorial Sur, Buenos Aires, 1948. Sobre Héroes y Tumbas, Compañía General Fabril Editora, Buenos Aires, 1961. Abaddón, el Exterminador, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1974.
Ensayos: Uno y el Universo, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1945. Hombres y Engranajes, Ed. Emecé, Buenos Aires, 1951. Heterodoxia, Ed. Emecé, Buenos Aires, 1953. El Caso Sábato. Torturas y Libertad de Prensa. Carta abierta al General Aramburu. Edición del Autor, Buenos Aires, 1956. El otro rostro del Peronismo, Imprenta López, Buenos Aires, 1956. Tango, Discusión y Clave, Ed. Losada, Buenos Aires, 1963. El Escritor y sus Fantasmas, Ed. Aguilar, Buenos Aieres, 1968. Itinerario, Ed. Sur, Buenos Aires, 1969. La convulsión política y social de nuestro tiempo, Edicom, Buenos Aires, 1969.
Esta entrevista fue publicada en la revista “Impactos” de la ciudad de Punta Arenas, dirigida por el periodista Carlos Vega Delgado. Año 1 Nº 10 Punta Arenas, 7 de julio de 1990. Puede ser consultada, además, en el sitio www.surdelsurpatagonia.com, que dirige la escritora Marcela Baratelli en la región de Magallanes.

1 comentarios:

drfloyd dijo...

llegué aqui buscando por internet la manera de hacerme de algun libro tuyo para bajarlo, ya que por estas tierras ni pensar en encontrarlo. Feliz rebote he dado!

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